jueves, 3 de junio de 2010

La sesión


Cada palabra, una cachetada, intentando socorrer al aliento, y apenas me deja respirar…
Cada palabra un latigazo, marcando mi cuerpo como rosa y hiel
Cada suplica, un golpe más…
Aquel hombre que con sus afilados nervios
Solo sabe dar donde duele,
El latigazo, en la herida
Que jamás cierra,
Como la peor de las sentencias…
La verdadera sentencia…
Ruidos de calles, ruidos de casas
Los secretos se hunden en el silencio,
Y redundan en la ignorancia de mis pensamientos,
Anhelos desquiciados,
Franquicias rotas…
- Detente! Grite…
- No me detendré!, hasta tu último grito
Quiero oírte agonizar y suplicar
- Ya no mas…
- Supliqué.
El aviso de término de sentencia ha llegado
Espacios rotos… espacio humillado.

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